El potencial segundo objetivo más grande de la nueva Ley de Justicia Contra los Patrocinadores del Terrorismo (JASTA, por sus siglas en inglés) podría ser Israel, expresa en su blog el analista político Philip Giraldi. La ley permite demandar a otros Estados por su presunta participación en los ataques terroristas del 2001.
El papel de Israel en los atentados del 11S nunca se ha investigado de manera seria y profunda. Cualesquiera suposiciones o conclusiones con respecto a sus actividades nunca fueron incluidas en el informe final de la ‘9/11 Comission’, argumenta el experto.
En 2001, Israel estaba ejecutando una operación de espionaje masivo dirigida contra los musulmanes, ya fueran residentes o turistas en EEUU. La operación incluyó la creación de una serie de empresas tapadera en Nueva Jersey, Florida y en la costa occidental, además de contar con un gran número de jóvenes voluntarios, cuyo cometido era viajar alrededor de EEUU vendiendo diversos productos en centros comerciales y mercados. El FBI estaba al tanto de su existencia y de sus visados expirados, pero no les prestaba mucha atención al considerarlos un asunto menor.
Pero la actitud de no intervención hacia el espionaje israelí cambió radicalmente cuando, el 11 de septiembre de 2001, una ama de casa de Nueva Jersey vio algo desde la ventana de su edificio, que daba al World Trade Center. Observó cómo los edificios se desmoronaban y se quemaban, pero no solo eso. Tres jóvenes estaban arrodillados en el techo de una furgoneta blanca y se filmaban celebrando y riendo delante de la escena catastrófica.
Tal y como se descubrió después, la camioneta pertenecía a una compañía llamada Urban Moving Systems, registrada en Nueva Jersey. La Policía detuvo a cinco hombres de entre 22 y 27 años, todos ellos israelíes. Uno tenía 4.700 dólares en efectivo escondidos en un calcetín y otro de ellos dos pasaportes extranjeros. También había explosivos en la furgoneta. Sin embargo, aseguraron a los policías que no representaban problema alguno para el Gobierno estadounidense y necesitaban todos esos objetos ilegales para luchar contra los palestinos y el terrorismo. Después de eso, los israelíes tuvieron que enfrentar acusaciones de espionaje.
“Es probable que la operación clandestina del Mossad no esté involucrada con el 11S, pero también hay que reconocer que Israel tenía los medios, la capacidad y el acceso requerido para derribar el World Trade Center usando explosiones controladas”, subraya Philip Giraldi. “Más de 15 años después ya va siendo hora de esclarecer todo lo que sabía y actualmente sabe el FBI acerca de la magnitud y el ‘modus operandi’ del espionaje israelí en EEUU. ¿Tenía Israel conocimiento, ya sea a grandes rasgos o en detalle específico, sobre el 11S? ¿Podría haber dejado que los atentados se produjeran para vincularse de manera más estrecha a Washington en una ‘guerra global contra el terrorismo’?”, se pregunta Giraldi.
Esta y otra cuestiones sobre lo que sucedió el 11S no van a desaparecer. Hay políticos que solicitan una nueva “investigación independiente”, porque la investigación inicial de la administración de Bush, a su juicio, estuvo “liderada por individuos con interés en la protección de la reputación y la carrera de los altos cargos en relaciones exteriores y servicios de inteligencia”. Por eso no se dedicó suficiente dinero, tiempo o acceso al análisis de la información clasificada. Dicho material clasificado “también podría incluir el papel de Israel”, concluye el analista.
Source: Sputnik