La administración del presidente estadounidense Donald Trump cerró oficialmente la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID), asestando un golpe final a la agencia de ayuda exterior.
El Departamento de Estado notificó formalmente al Congreso el viernes que estaba “disolviendo efectivamente” la USAID y trasladando algunas de sus funciones al departamento.
En un memorando distribuido a los empleados de USAID, Jeremy Lewin, el nuevo subdirector de la agencia, escribió que el Departamento de Estado “tiene la intención de asumir la responsabilidad de muchas de las funciones de la USAID y su programación en curso”.
El Departamento de Estado “buscará retirar la operación independiente de la USAID” inmediatamente y “evaluará” si volver a contratar a un número desconocido de funcionarios para “asumir la responsabilidad de administrar la programación restante de ayuda vital y estratégica de la USAID”, afirma el memorando.
“También eliminará la necesidad de que USAID continúe operando como una entidad independiente”. Como parte de la medida, el memorando enfatizó que “todos los puestos no estatutarios en USAID serán eliminados”.
La administración Trump ha declarado en múltiples ocasiones que USAID estaba administrando mal el dinero de los contribuyentes y financiando programas en el extranjero que no favorecen los intereses de EEUU, a pesar de las afirmaciones de empleados actuales y anteriores de la USAID.
En sus primeras semanas en el cargo, la administración Trump tomó medidas para desmantelar la USAID y congelar casi toda la asistencia extranjera, en espera de una revisión de esos programas. Desde entonces, miles de empleados de USAID han sido despedidos o puestos en excedencia y se han cancelado miles de millones de dólares en contratos de ayuda.
Se espera que la decisión de cerrar una agencia federal esté sujeta a un rápido escrutinio legal, según los expertos, quienes dijeron que tal medida normalmente requeriría la aprobación del Congreso.
Fundada en 1961 por el presidente John F. Kennedy, la USAID tiene una larga historia de instigar disturbios con el objetivo de derrocar gobiernos en varios países latinoamericanos, incluidos Cuba y Venezuela.
Las huellas de la agencia también se han descubierto en golpes de Estado organizados en Europa del Este.
Source: Press TV