Antes del anuncio oficial del alto el fuego y el fin de la agresión sionista al Líbano tras una ronda de negociaciones llevada a cabo por el enviado estadounidense Amos Hochstein en el Líbano y la entidad enemiga israelí y la confirmación del compromiso de “Israel” con la Resolución internacional nº 1701, surgió la escalada israelí en el bombardeo de zonas residenciales en la capital Beirut y su Suburbio del Sur.
Aquí surgen preguntas sobre la eficacia y los objetivos de esta escalada sionista a pesar de todo el ambiente positivo que la administración estadounidense ha trabajado en difundir a través de diversos canales políticos y mediáticos.
¿Realmente nos dirigimos hacia una calma y un cese de la agresión, o el enemigo israelí quiere abortar todos los esfuerzos que se han hecho? Sobre todo porque el Líbano, a través del equipo negociador oficial, encabezado por el presidente Nabih Berri, y la resistencia, impidió que el enemigo lograra en las negociaciones lo que no pudo lograr sobre el terreno. ¿El enemigo está tratando de encubrir todo el fracaso que ha sufrido, especialmente sobre el terreno, mediante una escalada creciente, o quiere dar a entender que tendrá la última palabra?
La realidad indica que el enemigo israelí se encuentra en crisis debido a las múltiples presiones a las que está expuesto interna y externamente. Aquí, podemos señalar varios puntos sobre estas presiones, entre ellos:
– El enemigo no logró alcanzar los objetivos anunciados por el jefe de gobierno de la entidad, Benyamín Netanyahu. Ni la resistencia se retiró ni cesó su bombardeo con misiles, ni los colonos regresaron a los asentamientos del norte. El enemigo no puede provocar ningún cambio político en el Líbano y la región como resultado de su gran fracaso.
– El enemigo sufrió sucesivos reveses sobre el terreno por el fracaso de su agresión terrestre y por haber incurrido en muchas pérdidas en personal y equipo, incluyendo el alto costo en muertos y heridos entre los militares que ingresaron a territorio libanés.
– El número de colonos que huyeron del resto de las regiones del norte e incluso del centro hacia las profundidades de la entidad aumentó debido a que la resistencia islámica expandió sus ataques con misiles y activó las ecuaciones de Haifa y luego de Tel Aviv por Beirut. Estas son ecuaciones que ya había trazado en más de una ocasión el Maestro de los Mártires de la nación, el mártir Sayyed Hassan Nasralá (que Dios bendiga su alma).
– Lo anterior hizo que Netanyahu se enfrentara a presiones internas israelíes, ya sea de los “halcones” de su gobierno y de los extremistas sionistas o de cualquiera que se le oponga y esté esperando a abalanzarse sobre él después de declarar su fracaso en la guerra.
– El fracaso del enemigo en lograr una enmienda a la Resolución internacional 1701 imponiendo lo que quería en las negociaciones mediadas por Hochstein, ya que el presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, cerró la puerta a cualquier enmienda a la resolución o a la imposición de un nuevo “hecho consumado” al Líbano. Desde el comienzo de las conversaciones sobre las negociaciones y antes de las elecciones presidenciales de EEUU, el presidente del Parlamento libanés concluyó lo que el Líbano ofrecería enfatizando la necesidad de implementar la 1701, lo que obliga al enemigo a respetarla y detener la agresión contra el Líbano o la violación de su soberanía.
La resistencia apoyó la posición oficial negociadora del Líbano con más firmeza y resistencia sobre el terreno, lo que hizo que el Líbano insistiera cada vez más en negarse a dar marcha atrás en su exigencia definitiva de aplicar la Resolución 1701 sin cambios.
En base a lo anterior, el enemigo sionista se ha visto acorralado y presionado frente a la administración estadounidense, ya que no puede lograr ninguna victoria sobre el terreno y lo que está haciendo es destruir edificios residenciales y comerciales, mientras que el Líbano está dispuesto a ir a un alto el fuego, lo que aumenta la presión sobre el enemigo para que acepte y se someta a la demanda de detener su absurda y costosa guerra.
Todo esto obligará al enemigo israelí a detener la guerra tarde o temprano, y todas las justificaciones que Netanyahu dará al interior sionista no lo ayudarán, ni tampoco ninguna de las fotos tomadas por sus soldados en la zona fronteriza con el Líbano para mentir y decir que fue capaz de ocupar ciudades del sur o lograr una victoria imaginaria. El ejército israelí no ha podido entrar en la ciudad de Jiam, que tiene una superficie de 22 kilómetros cuadrados, a pesar de los continuos ataques que ha realizado durante dos meses y de haber bombardeado y atacado toda la zona fronteriza con la Palestina ocupada durante más de un año. El rotundo fracaso sionista en Jiam expresa clara y llanamente la realidad de la debilidad de esta entidad y de su ejército y la hipocresía de sus dirigentes y funcionarios, encabezados por Netanyahu.
Source: Al Manar