Hezbolá ha logrado, con gran firmeza sobre el terreno y a nivel político, reforzar el vínculo estratégico entre los frentes del Líbano y Gaza a pesar de su separación geográfica, después de haber cerrado completamente las puertas a las propuestas políticas estadounidenses y francesas encaminadas a romper este vínculo con diversas ofertas y tentaciones, además de las amenazas y presiones ejercidas sobre el terreno por el ejército de ocupación.
La Resistencia en el Líbano realizó presiones sobre el terreno y provocó repercusiones sociales y de seguridad en el norte de la entidad sionista en beneficio de la Resistencia de Gaza.
Estas repercusiones y el hecho de vincular el restablecimiento de la calma en el frente libanés al cese de la agresión contra Gaza se han transformado en factores adicionales de presión sobre los líderes políticos y de seguridad israelíes (el mismo concepto se aplica en los frentes de Yemen e Iraq).
Así, la Resistencia en el Líbano proporcionó un elemento adicional de fuerza al movimiento Hamas. Como era de esperar, las repercusiones de esta realidad también han estado presentes en los órganos de evaluación y toma de decisiones políticas y de seguridad en “Israel”, que se han visto obligados a abordar todos los frentes como una cuestión interconectada en el plano táctico y político y a nivel estratégico.
En este contexto, el analista jefe del diario israelí Yediot Aharonot, Nahum Barnea, reveló hace dos días que “la situación en la frontera libanesa es una de las razones que motiva al ejército israelí a apoyar un acuerdo sobre los prisioneros, dado que “un acuerdo de este tipo conducirá al restablecimiento de la calma en el norte (frontera con el Líbano) y el regreso de la población. Ésta es una cuestión que preocupa mucho al ejército”.
Lo que Barnea reveló confirma la eficacia del papel que desempeña el frente del Líbano como frente de apoyo al frente principal en Gaza, junto con otros frentes de apoyo. Sin olvidar que el factor principal para cualquier resultado que surja de esta guerra se debe principalmente a la legendaria firmeza del pueblo de Gaza y su Resistencia, que continúan desgastando al enemigo para impedirle alcanzar sus objetivos.
De hecho, la adopción del acuerdo en Gaza por parte del ejército israelí como opción para calmar el frente libanés también pretende sacar a la entidad sionista del impasse resultante de las restricciones impuestas por las ecuaciones de la Resistencia. No es capaz de seguir adaptándose a la creciente y continua presión sobre el terreno, ni está dispuesto a lanzar una guerra a gran escala para evitar sus peligrosas repercusiones. Todos los intentos de escalada no han logrado frenar ni obligar a Hezbolá a ceder.
El ejército de ocupación israelí recomendó, pues, a los dirigentes políticos que trabajen para lograr un acuerdo de intercambio de prisioneros que conduzca a una tregua con Gaza, que se extendería al frente del Líbano y llevaría al regreso de los colonos a sus hogares.
Cabe señalar que la posición del ejército de ocupación revela la debilidad de las campañas de algunos medios de comunicación libaneses y extranjeros contra la resistencia y su intento de subestimar la influencia del frente libanés.
Pero lo más importante de todo este enfoque es que el ejército de ocupación finalmente ha adoptado la ecuación impuesta por Hezbolá según la cual el apaciguamiento del frente libanés requiere detener la guerra contra Gaza. Esta calma sólo puede lograrse mediante un acuerdo que incluya el intercambio de prisioneros palestinos por detenidos en poder de Hamas.
Source: Al Akhbar