El polvo de la batalla presidencial turca se ha despejado a partir de la victoria en la primera vuelta de Recep Tayyip Erdogan, que cada vez más apunta a la posibilidad de una victoria en la segunda vuelta a su favor a la luz de sus muchos puntos de ventaja sobre su rival, Kemal Kilicdaroglu, líder del principal grupo opositor, el Partido Popular Republicano (CHP).
Aunque superar la primera mitad del camino hacia un nuevo mandato no fue fácil para Erdogan, cuya popularidad cayó por debajo del 50% por primera vez desde que llegó al poder hace 20 años, su acercamiento al umbral de la victoria mostró el aspecto de “irrealismo” que acompañó la retórica y las esperanzas de la oposición, cuya decepción comienza a producir signos de dislocación en sus filas.
Con todo el ímpetu, la esperanza y el entusiasmo, la oposición turca, con sus alianzas, acudió a las elecciones presidenciales y parlamentarias, que más parecían una final de fútbol a dos vueltas, de ida y vuelta. Y se puede decir que el partido de ida se disputó en el terreno del estadio opositor y terminó con su derrota en las elecciones parlamentarias y la de su candidato, Kemal Kilicdaroglu, en las presidenciales.
Así, los dos equipos acudirán al partido de vuelta que se disputará en el terreno del candidato al poder, Recep Tayyip Erdogan, quien contará con la ventaja del terreno, además del público.
El primer punto a destacar en la primera vuelta es que Erdogan casi gana la presidencia faltándole sólo 300.000 votos (es decir, el 0,5 %) para cruzar el umbral del 50 % suficiente para declarar la victoria, un porcentaje que le allana el camino para una gran ventaja en la segunda vuelta, que la mayoría de los círculos no creen que le resulte difícil ganar, al contrario que en el caso de Kilicdaroglu, que tendría que conseguir más del 5%, es decir, un poco más de dos millones y medio de votos.
El segundo punto es la victoria lograda por la Alianza Popular liderada por Erdogan en el Parlamento, al obtener 322 diputados, frente a los 268 de la opositora Alianza Nacional, de un total de 600, aunque el tamaño de su representación no llegó al porcentaje que le permitiría realizar una reforma constitucional en el Parlamento (400 diputados). Esta victoria parlamentaria mejorará las posibilidades de Erdogan en la segunda vuelta.
Cabe destacar la actuación del tercer candidato a la presidencia, Sinan Ogan, quien ha sido ampliamente descrito como un potencial “hacedor de reyes”, luego de que lograra obtener el 5,2% de los votos, suficiente para inclinar la balanza de la segunda vuelta en favor de un candidato específico. Pero no hay indicios de que este bloque electoral esté completamente bajo las instrucciones de Ogan ni siga sus indicaciones. Algunas de las declaraciones del tercer candidato no dejan claro a cual candidato elegirá apoyar, pues dijo que votaría por Kilicdaroglu en caso de que este se comprometa a no hacer concesiones en temas de terrorismo, y esto se refiere aquí al Partido de Izquierda Verde kurdo. Y dado que este partido y sus aliados dieron a Kilicdaroglu no menos del 10% de los votos que recibió es poco probable que el candidato de la oposición acepte esa condición “incapacitante” y que sacrifique los votos del bloque kurdo a cambio de obtener votos no confirmados de Ogan. Basta también que unos pocos votos de Ogan vayan a Erdogan para que este logre la presidencia.
El tercer factor que juega a favor de Erdogan es el clima de frustración que comenzó a reinar en las bases de la oposición y sus medios con el anuncio de los resultados de las elecciones parlamentarias y la primera vuelta de las presidenciales. En este contexto, Erdogan parece confiado en ganar el 28 de mayo, ya que tuiteó: “Si Dios quiere, llegaremos al 28 de mayo con buenas nuevas del inicio del “siglo turco”. Confío en vosotros”. Por su parte, los medios pro-gubernamentales también se muestran confiados en que Erdogan ganará la segunda vuelta por un amplio margen, que podría alcanzar el 54%, y sus expectativas apuntan al hundimiento del frente opositor en la segunda vuelta. El periódico Yeni Safak escribe que la victoria está “cerca”, que el “siglo turco” prometido por Erdogan comenzará el 28 de mayo, y el país será “más fuerte en su economía, industria militar y política exterior”. El diario Türkiye, a su vez, cree que la mitad de los votos de Sinan Ogan irán en la segunda vuelta a Erdogan, quien encabezará una campaña para pedir los votos de aquel y también apelará a la base de Muharram Ince, el cuarto candidato presidencial que se retiró de la carrera electoral unos días antes de la primera vuelta.
Los decepcionantes resultados de las elecciones parlamentarias empezaron a provocar algunas grietas en la coalición opositora y apatía entre sus votantes. En ese contexto, los círculos opositores temen la desintegración de la “mesa de los seis”, según informó al respecto la conocida periodista y opositora, Tolga Tanish, que señaló que existen acusaciones contra el Partido del Bien, liderado por Maral Aksener, de que no brindó el apoyo necesario a Kilicdaroglu.
Según Tanish, si el líder del Partido Popular Republicano no gana en la segunda vuelta su renuncia a la dirección de su partido se convertirá en una demanda y un objetivo para los decepcionados. Aunque Kilicdaroglu envió un mensaje a sus electores pidiéndoles que “no se desesperen”, la mayor parte de los analistas creen que los modestos resultados que consiguió la oposición dejó a su base electoral con una gran decepción y tal vez desesperación.
Por su parte, Salah al-Din Demirtas, ex líder del pro-kurdo Partido Democrático de los Pueblos, detenido en la prisión de Edirne desde 2017, y cuyos tuits participaron activamente en la campaña electoral, subrayó en un nuevo tuit dirigido a Kilicdaroglu que “no hay lugar para la desesperación, ganamos muchas batallas y las volveremos a ganar”.
Asimismo, el conocido escritor opositor, Taha Akyol, tuvo la osadía de titular un artículo con la frase: “Erdogan ha ganado”. En él, afirmó que “los indicadores económicos negativos y el desequilibrio en la distribución de la riqueza no han afectado a Erdogan, que ha retrocedido solo tres puntos desde 2018, cuando obtuvo el 53% de los votos, y que casi ganó en la primera vuelta de las elecciones del domingo pasado, mientras que los votos del Partido Democrático de los Pueblos cayeron en tres puntos y la Alianza Nacional opositora no obtuvo ningún punto adicional. ¿Cómo se puede explicar esto?”. Akyol responde que la razón más importante es que los turcos todavía tienden a “adorar al hombre fuerte” y que Erdogan y sus medios trabajaron para promover esta imagen en la opinión pública.
En contraste con la demanda de la oposición de cambiar el sistema presidencial, la imagen del “hombre fuerte” funcionó para fortalecer este sistema, como lo ve el escritor, explicando que esta imagen fue evidente en el hecho de que “Erdogan resistió a los países extranjeros y al intento de golpe de 2016, y la mayoría de los turcos creen que si hay alguien que puede solucionar sus problemas es Erdogan”.
Otro punto que juega a favor de Erdogan es el discurso religioso con el que confrontó el discurso de la oposición al tratar con lo que llama “terrorismo kurdo”, los “homosexuales” y la “falta de fe.” En concreto, en este sentido, el papel de los grupos religiosos jugó un papel predominante. Además, la mayoría de los que obtuvieron la ciudadanía turca de entre los refugiados sirios votó por Erdogan y “si no fuera por estos votos, habría perdido las elecciones”.
Source: Al Akhbar