La intervención del líder bielorruso en la última reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas estuvo plagada de críticas respecto a la política de Occidente.
Al intervenir en la ONU el 27 de septiembre, el mandatario bielorruso Aleksandr Lukashenko lanzó una ola de críticas a las acciones de Occidente y recordó que ni antes ni ahora la injerencia de países occidentales ha traído nada bueno a los países-‘destinatarios’.
Como ejemplo de intervención fallida, el presidente mencionó Irak y Libia, donde en lugar de traer paz, estos países quedaron destrozados por la guerra. “Bajo el pretexto de la posesión de armas químicas por parte de Irak, países bien conocidos decidieron ‘democratizarlo’. Pero ¿dónde están estas armas químicas? ¿Dónde está la democracia? ¿Para qué mataron al presidente iraquí? ¿Dónde está ahora ese país y cuál es el futuro de ese pueblo?”, preguntó.
Lukashenko añadió que no se han detenido e intervinieron en Libia donde “crucificaron al presidente Gadafi y aniquilaron el Estado”, acabando con Libia como un país unido. El líder bielorruso tampoco dejó de plantear las secuelas de la crisis ucraniana al calificarla de “una carnicería fratricida”.
Si no paramos el baño de sangre en Europa, si permitimos una escalada de este conflicto, el mundo civilizado entero ‘sentirá el calor’. [De no pararlo] daremos un paso hacia un conflicto global, o, posiblemente, hacia una nueva guerra mundial”, dijo.
Anotó que numerosos atentados y conflictos armados sacuden al mundo y agregó que hasta ahora no se ha conseguido restablecer el equilibrio de las fuerzas que se perdió tras la disolución de la URSS. “No hay equilibrio de las fuerzas, no hay ni paz ni estabilidad. Es una crisis sistemática. En cualquier sistema el poder actúa sin control si es único, y busca prosperar y solucionar sus problemas a costa de los demás”, consideró. Lea también: “Solo un mundo multipolar salvará el planeta de la destrucción”
Lukashenko expresó que el hegemonismo y egoísmo nacional alimentan el uso de la presión política, las sanciones y actividades militares. Según él, muchos países no tienen ganas de entender las tradiciones, la cultura, y las creencias de otros pueblos. Concluyó que cualquier estado que pretenda dominar sin hacer caso a los intereses de los demás, tarde o temprano, “está destinado al fracaso y muerte” ya que, profundizó, la ventaja de cualquiera a costa de otros nunca dura mucho. “No se puede construir la felicidad en base de la desgracia de otros”, pronunció.
Source: Sputnik