La Universidad de Aix-Marsella, en Francia, recibió a la primera generación de académicos estadounidenses que huyeron de las políticas implementadas por la administración del presidente estadounidense Donald Trump. Esto forma parte del programa “Lugar Seguro para la Ciencia” de la universidad, que ofrece un refugio a investigadores afectados o que temen ser sometidos a recortes de financiación.
Según la universidad, ocho investigadores residentes en EEUU llegaron a Marsella, una decisión considerada la primera de este tipo en Francia, en el marco de los esfuerzos de Francia y la Unión Europea por atraer talento académico extranjero desde que Trump asumió el cargo a principios de 2025.
El rector de la universidad, Eric Burton, comparó el éxodo de académicos estadounidenses con las oleadas de académicos europeos que huyeron de la persecución nazi durante la Segunda Guerra Mundial, y enfatizó que “lo que está sucediendo aquí hoy no es ajeno a otro período oscuro de nuestra historia”.
Burton, junto con el expresidente francés François Hollande, pidió la adopción de la designación de “refugiado científico” para estos académicos.
Aunque aún no se han firmado los contratos finales, la Universidad de Aix-Marsella anunció la recepción de 298 solicitudes de investigadores de prestigiosas universidades estadounidenses como Stanford y Yale, lo que Burton consideró un indicador de la “urgencia de la situación” en el ámbito académico estadounidense.
Entre los solicitantes se encontraban un científico del clima que trabaja en una prestigiosa universidad de investigación y su esposa, experta en la intersección de los sistemas judicial y democrático. Solicitaron adherirse al programa, declarando que trabajan en campos “objetivo” que podrían estar sujetos a futuros recortes de financiación.
El historiador estadounidense Brian Sandberg también anunció su deseo de unirse a la universidad francesa como profesor visitante, afirmando que “todo el sistema de investigación y educación en EEUU está siendo atacado”.
En un desarrollo relacionado, la universidad ha asignado un presupuesto inicial de 15 millones de euros al programa y busca duplicarlo mediante un apoyo similar del gobierno francés. Esto le permitirá aumentar el número de académicos beneficiarios de 20 a 39 investigadores.
El periódico estadounidense “Politico” señaló que mudarse a un nuevo país donde el inglés no es el idioma oficial es un gran paso. También existe el problema de los salarios más bajos para los académicos en Francia en comparación con EEUU, y la limitada financiación asignada a la investigación científica.
Una participante, antropóloga biológica, indicó que aún no había firmado su contrato debido a la brecha salarial, aunque reconoció que la vida en Francia era más barata y que la educación de sus dos hijos sería gratuita, a diferencia de EEUU.
En un intento por disipar las preocupaciones en los círculos de investigación franceses sobre la posible reducción del apoyo a los locales, Berton enfatizó que todos los participantes en el programa recibirán el mismo trato financiero que los demás investigadores franceses.
En este contexto, la científica estadounidense explicó que “una vida más cómoda puede compensar la diferencia salarial” y agregó: “Habrá mucha menos presión, tanto política como académica”.
Source: Al Mayadeen