La retirada occidental de Afganistán, más allá de la admisión de un amargo fracaso, representa sin duda un gran desafío de seguridad para los países de la región. En este nivel, es importante centrarse en las acciones realizadas por Rusia, China e Irán en este tema.
El 31 de agosto debe completarse la retirada de EEUU y las fuerzas afiliadas de Afganistán. Todo después de veinte años de presencia. Esta realidad, más allá de representar un evidente fracaso de EEUU y su coalición occidental, afecta directamente a varios otros aspectos. En primer lugar, ¿qué pasará con Afganistán a partir de ahora? Sabiendo que el movimiento talibán, que ya controlaba una gran parte del país durante la presencia occidental, ahora está a la ofensiva en un intento de tomar todo el país bajo su control.
¿Qué impacto pueden tener los avances talibanes en la seguridad de los países vecinos de Afganistán, especialmente de Asia Central, en su mayoría aliados de Rusia, y miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), así como de la Organización de Cooperación de Shanghai? Tayikistán ya ha movilizado a casi 20.000 soldados para proteger su frontera con Afganistán. También pidió ayuda a su aliado ruso, así como a la OTSC, en caso de un deterioro de la situación. Moscú ha confirmado su apoyo al país.
Es obvio que tener un régimen oscurantista en sus fronteras representa un serio desafío para Asia Central, pero también para Rusia, China e Irán. Sobre todo porque más allá de los talibanes, que por el momento juran estar interesados solo en los asuntos internos de su país, Afganistán se ha convertido en un terreno favorable para los elementos del Daesh, sin que la coalición de Washington pueda hacer nada. O tal vez deberíamos decir que no quiere hacer nada. Por tanto, es fundamental que las potencias euroasiáticas y sus aliados adopten todas las medidas de seguridad necesarias. Este proceso está actualmente en curso.
Para hablar más específicamente de las acciones tomadas por China, Rusia e Irán, cabe señalar que los tres países están trabajando activamente en mecanismos para mantener la situación bajo control a nivel regional. Y hasta ahora con eficacia.
El 7 de julio, Irán, a través de la participación de su ministro de Relaciones Exteriores, Mohammad Yavad Zarif, organizó una reunión inter-afgana entre representantes del gobierno en Kabul y los talibanes.
Por el lado chino, el ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi visitará tres países de Asia Central esta semana: Turkmenistán, Tayikistán y Uzbekistán, todos vecinos cercanos de Afganistán.
Según analistas chinos, la visita proporcionará una plataforma para que China y los tres países interesados cooperen en materia de seguridad regional. Pekín también dice que está listo para brindar apoyo financiero y técnico a los países que enfrentan desafíos de seguridad en sus áreas fronterizas.
En cuanto a Rusia, que hay que recordar, comparte relaciones sólidas y de alianza con las naciones de Asia Central, permanece muy atenta a la situación sobre el terreno. Recientemente, una delegación de los talibanes visitó Moscú. Dicha delegación, recibida en la cancillería rusa, mencionó varios puntos importantes: no constituirán una amenaza a la seguridad de los estados vecinos, lucharán contra los elementos del Daesh en suelo afgano y combatirán el narcotráfico. Un narcotráfico que se disparó durante la presencia estadounidense en Afganistán, con todo lo que eso implica.
Queda por ver si los talibanes mantendrán sus promesas. Esto va en su propio interés porque en el lado ruso ha trazado una línea roja que no debe cruzarse, la que concierne a la seguridad de sus aliados de Asia Central. Y si es necesario, Rusia no dudará en usar la fuerza si la seguridad de sus aliados se ve amenazada. Los talibanes lo comprenden perfectamente.
Source: Observateur Continental