El año 2016 ha sido uno de los peores para Arabia Saudi. Un año después del lanzamiento por parte del hijo del rey y segundo príncipe heredero, Muhammad bin Salman, de su nueva política económica, Riad hace frente a los precios bajos del petróleo, a una degradación de la situación económica interna, a un fracaso militar en Yemen, a un crecimiento de las tensiones con Egipto, a las denuncias de su apoyo al extremismo wahabí en el mundo y al incremento de la influencia de Irán.
Con la victoria de Donald Trump al frente de la administración estadounidense, Riad se enfrenta a un escenario ambiguo, que le obliga a tratar con una administración norteamericana diferente a todas las otras.
En este sentido, el reino wahabí es consciente de sus fracasos y su retroceso en todos los frentes.
El pasado mes de enero, Mohammad bin Salman, el hombre fuerte que dirige ahora Arabia Saudí, anunció el fin de la época de tranquilidad en la política exterior saudí y su decisión de “poner de rodillas a Irán”.
Intentos saudíes de controlar la región
Los combatientes en Siria apoyados por Arabia Saudí parecían invencibles en Alepo. Además, los generales saudíes hablaban de una toma inminente de la capital yemení, Sanaa, y de la expulsión de los huthis de la misma. En el tema libanés, los saudíes querían impedir que Irán y su aliado Hezbolá “impusieran a su elegido”, es decir, al general Michel Aoun, como presidente. Ellos también intentaron dañar económicamente a Irán inundando el mercado de petróleo, en detrimento de la voluntad de la gran mayoría de países productores.
En cuanto al embajador saudí en Iraq, Zamir Sabhan, que volvió a ese país por primera vez después de 25 años, él fue expulsado tras una avalancha de insultos a políticos iraquíes y un apoyo abierto a los grupos terroristas en el país.
Fracaso de la política saudí
En la actualidad, los grupos terroristas en Alepo, aliados del régimen saudí, han sufrido una derrota total tras la rápida liberación de la ciudad por el Ejército sirio y sus aliados.
En el Líbano, Riad ha tenido que tragarse la elección de Aoun, apoyado por Hezbolá e Irán, como presidente.
En la pasada cumbre de la OPEP, celebrada el 30 de octubre, los saudíes han aceptado reducir su producción petrolífera con el fin de elevar los precios. Al mismo tiempo, ellos se han visto obligados a permitir a Irán aumentar su cuota petrolífera hasta la existente en la era anterior a las sanciones económicas.
El acuerdo concluido por la OPEP sobre reducción es “una derrota implícita” para Arabia Saudí, según el político norteamericano, Bross Ridle, experto en la lucha contra el terrorismo y consejero de cuatro presidentes estadounidenses en temas de Oriente Medio y el Sudeste Asiático.
Fracaso de los grupos de presión pro-saudíes
Ridle señala que Arabia Saudí había rechazado toda reducción de las exportaciones que no incluyera a Irán, pero la OPEP aceptó la excepción de Irán, que aumentará su producción. Arabia Saudí habrá de soportar la mayor parte de las reducciones en la producción.
En Yemen, Arabia Saudí ha dejado de pagar a sus mercenarios por su incapacidad de combatir contra los combatientes de Ansarulá y el Ejército yemení. Según el semanario británico The Economist, los huthis están decididos a privar a Mohammad bin Salman de una salida honorable del país. Los combatientes de Ansarulá continúan llevando a cabo ataques en la frontera y han nombrado un gobierno, junto con otras fuerzas políticas de Yemen, hace pocos días en lugar de formar un ejecutivo dirigido por el presidente fugitivo, Abed Rabbo Mansur Hadi, como quería Bin Salman.
Citando a un responsable iraní, “Yemen será el Vietnam de Arabia Saudí, que ha perdido su reputación militar y diplomática”.
Según The Economist, “el retroceso de Arabia Saudí ha sido generado por el apoyo de Irán a sus aliados, es decir, el presidente sirio, el Ejército iraquí y la milicia de Hashid al Shaabi, y el Hezbolá libanés”.
Y a propósito de la ley norteamericana JASTA, que permitirá a las familias de las víctimas de los atentados del 11-S demandar a Arabia Saudí, Ridle indicó que esta ley ha supuesto una derrota para los grupos de presión que actúan en interés de Arabia Saudí en Washington.
Según el diario The Guardian, lo peor podría estar por llegar. Arabia Saudí se está quedando sin dinero y a pesar de los esfuerzos para impedir la bancarrota, el país camina hacia la misma, tal vez de forma imparable. La caída en la demanda del petróleo saudí podría reforzarse con los planes de Donald Trump para lograr la independencia energética de EEUU de la región del Golfo Pérsico mediante la promoción de la producción de petróleo y gas de esquisto.
El periódico británico considera que la familia Al Saúd podría ser derrocada de forma repentina, como sucedió con el Shah de Irán.
Source: Periódicos