Gibraltar ha liberado el petrolero iraní Grace-1, apresado por las autoridades británicas el pasado 4 de Julio y retenido desde entonces en Gibraltar, a pesar de los intentos de EEUU de bloquear esta liberación.
Pese a una demanda del Departamento de Justicia de EEUU para prolongar la detención del petrolero iraní, el Tribunal Supremo de Gibraltar autorizó su partida.
Confirmando la demanda norteamericana para mantener retenido al Grace-1, el Tribunal Supremo de Gibraltar, que había anunciado el veredicto en el tema del petrolero iraní el jueves, afirmó que la petición estadounidense no le había llegado a tiempo y que había decidido actuar sobre la base de las pruebas de que disponía.
No obstante, se trató de una decisión política y no judicial. El primer ministro de Gibraltar, Fabián Picardo, sin duda siguiendo las instrucciones de Londres, dijo que no solicitaría la renovación de la orden de detención del Grace 1, informó The Sun el miércoles por la noche. Ricardo anunció que no pediría al juez que extendiera su detención durante una audiencia en el tribunal el jueves.
Esto se produjo tras varios días de contactos diplomáticos entre diplomáticos iraníes y británicos. Algunos medios han dicho que el nuevo primer ministro, Boris Johnson, quería poner fin a una crisis que había heredado de su antecesora, Theresa May.
El gobierno de Gibraltar afirmó también que había recibido una serie de alegaciones del Departamento de Justicia de EEUU que buscaban prolongar la retención del Grace-1 y afirmó que ellas habían sido “examinadas”. Sin embargo, la orden de Londres era clara y lo único que ha conseguido EEUU al interferirse en este asunto es cosechar otro fracaso más frente a Irán y poner de manifiesto la voluntad de sus aliados de distanciarse de la fracasada política anti-iraní de la administración Trump y su deseo de evitar un conflicto diplomático o de otra índole con Irán. La liberación del Grace-1 tuvo lugar a pesar del viaje a Londres del consejero de seguridad de Trump, John Bolton, que pidió a las autoridades británicas que prolongaran la detención del buque.
El argumento esgrimido por el Reino Unido para abordar el Grace-1, que el barco violaba las sanciones de la UE contra Siria al transportar petróleo a ese país, no era convincente ya que Irán no está obligado a respetar tales sanciones. Más tarde, se supo que los británicos habían actuado contra el barco siguiendo una petición estadounidense. Irán calificó dicho apresamiento de “piratería marítima”.
Tras la retención del Grace-1 estalló una disputa diplomática entre el Reino Unido e Irán. Irán retuvo también un petrolero británico, el Stena Impero, que violó normas de seguridad en aguas del Golfo Pérsico. Es ahora de prever que este barco será también pronto liberado.
Al final, con la medida adoptada por las autoridades británicas, Londres parece haber comprendido que cometió un gran error cuando se dejó manipular por la administración Trump. Si el Reino Unido creyó que los responsables iraníes cederían ante las presiones se equivocó en detrimento de sus propios intereses, un error que comparte en la actualidad la administración estadounidense.