Una queja ha sido depositada por Adalah, la Asociación de Defensa de los Derechos de los árabe-israelíes, es decir de los palestinos de 1948. Los jueces israelíes deberán pronunciarse sobre un abierto acto de discriminación. La municipalidad de Afula, en la entidad sionista, conocida por su racismo y su negativa a aceptar a residentes no judíos en la ciudad, acaba de declarar que el parque de la ciudad está “prohibido a los no residentes”.
De hecho, nada dice de que no se permitan perros en el parque público de Afula, pero para los árabe-israelies está clara y oficialmente prohibido entrar en él.
A principios de julio, la abogada Nareman Shehadeh-Zoabi y su hijo, que viven en la cercana ciudad de Nazaret y que están acostumbrados a ir a este parque, vieron que tenían prohibido el ingreso.
“El guardia de la entrada me preguntó dónde vivía y se negó a dejarnos pasar cuando le dije que éramos de Nazaret. Una negativa muy humillante”, declaró la Sra. Shehadeh-Zoabi.
El alcalde de Afula, Avi Elkabetz, hizo una promesa electoral y él la ha mantenido. No hay árabes en la ciudad ni en el parque. Y le pidió a sus electores “exhibir con orgullo banderas israelíes en el parque y poner música en hebreo exclusivamente”, informa Adalah.
El mismo alcalde también organizó una manifestación hace unos días contra la venta de viviendas a israelíes de origen palestino.
Afula no tiene el monopolio de este tipo de discriminación contra el 20% de los ciudadanos israelíes, que son árabes.
En marzo de 2018, el gobierno de la ciudad de Kfar Vradim, también en el norte de la entidad sionista, canceló la venta de un terreno cuando se enteró de que el 50% de las viviendas que se construirían allí se venderían a árabes israelíes.
De hecho, cientos de pequeños municipios israelíes han establecido “comités de admisión” autorizados por la ley para rechazar a los candidatos para residir en las localidades sobre la base de los criterios de “conveniencia social y cultural”, con el fin de excluir a los palestinos que tienen la ciudadanía israelí.
En otras palabras, la ley racista de la “Nación Judía” votada en julio de 2018 no cambió en nada la situación. Esta ley, que en su Artículo 7 estipula que los asentamientos judíos deben promoverse como un “valor nacional”, ha multiplicado e institucionalizado estas discriminaciones, que se practican en todos los sectores contra una población que ha vivido en esta tierra desde hace mucho más tiempo que los judíos extranjeros que llegaron de Europa y otros lugares para usurparla y crear el estado racista en 1948.
Source: Agencias