Los analistas han constado que “los aliados del MBS están abandonando el barco”. Egipto, Kuwait, Omán, Argelia y Qatar, entre otros, han condenado el atentado terrorista en Ahwaz mientras que EEUU, del que Riad depende enormemente, se ha unido a la condena.
Veinticuatro horas después del atentado terrorista que causó una treintena de muertos entre las personas que presenciaban un desfile militar en la ciudad de Ahwaz, con el objetivo de dañar la seguridad nacional iraní, algunos medios y personajes emiratíes apoyaron abiertamente el atentado, que causó la muerte a numerosas mujeres y niños de origen árabe en Irán.
Egipto condenó el atentado el domingo y expresó sus condolencias a Irán por las victimas del atentado. Esto resulta significativo teniendo en cuenta que varios próximos al ex presidente egipcio, Mohammed Morsi, miembro de los Hermanos Musulmanes, participan en las reuniones del grupúsculo Al Ahwaziya, autor del atentado del 22 de septiembre. “Conforme a las posiciones siempre firmes de El Cairo, que condena sin excepción todo acto terrorista, sea cual sea su forma, la República Árabe de Egipto condena el ataque del 22 de septiembre contra el desfile militar iraní y llama a una cooperación internacional contra el terrorismo y su financiación”.
Para un Egipto que ha sido víctima en los pasados años de atentados terroristas, pero que ha buscado también permanecer al lado de Arabia Saudí en diversos temas internacionales, el anuncio es muy significativo. Lo mismo cabe decir de Kuwait, que se apartó de su tradicional papel de mediador y que después del atentado envió un mensaje de condolencias al presidente Hassan Rohani denunciando el “crimen”. En lo que respecta a Qatar y Omán, ellos condenaron rotundamente el “ataque terrorista” que causó la muerte de “inocentes”. Declaraciones similares fueron emitidas por el Líbano, Iraq y Argelia.
Esta ola de condenas muestra un alejamiento de los países árabes de la política temeraria de Mohammed bin Salman, que solía dominar la política de muchos países árabes, y en especial los del Golfo Pérsico. Esto debería ser un sonido de alarma para Bin Salman, que prometió en 2017 “llevar la guerra al territorio iraní” y que aparece ahora como el principal sospechoso de ordenar el atentado. Incluso EEUU ha buscado distanciarse. La portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, dijo que “EEUU condena el terrorismo extremista islamista y muestra su solidaridad con el pueblo iraní”.
Todo lleva, pues, a creer que a Riad le queda un solo y único amigo, Israel, ahora que el régimen saudí ha escogido la vía de la confrontación con Irán. Queda ver si este aliado, que también sufre un debilitamiento debido a su derrota en Siria y que acaba de protagonizar un choque con Rusia, podrá salvar al clan de los Saúd del hundimiento.
Source: Agencias