Jordania exigió de Israel adherirse al Tratado de No Proliferación (TNP) de armas nucleares y someter sus instalaciones a salvaguarda de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), señaló la agencia Prensa Latina.
Durante una intervención en la Conferencia General de la OIEA en Viena, Austria, el presidente de la Agencia de la Energía Atómica de Jordania, Khaled Toukan, enfatizó en que el control sobre las armas nucleares es clave para prevenir su expansión.
Israel mantiene a raya sus actividades nucleares y rechaza inspecciones, pese a que es un secreto mal guardado que posee decenas de ojivas atómicas.
En agosto pasado, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, desde un reactor atómico secreto emitió amenazas, en especial a Irán, sobre las posibilidades militares de Tel Aviv para destruir a sus enemigos.
La referencia de Netanyahu parecía sugerir la tenencia de un arsenal nuclear, consideraron los analistas.
Que Israel tiene la bomba atómica es quizás uno de los secretos peor guardados en la política internacional, aunque su padrino, Estados Unidos, lo obvia y defiende de alguna manera con sus ataques contra Irán.
La República islámica firmó el Tratado de No Proliferación -que prohíbe la producción de armas nucleares- y el régimen de Tel Aviv, no.
Nentanyahu se empeña en desacreditar a la nación persa, para lo cual montó un espectáculo basado en mostrar unos 100 mil documentos robados a Irán para demostrar que Teherán miente.
De acuerdo con el jefe del Gobierno israelí, Irán engañó a las potencias occidentales y a los inspectores de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), pese a que en 13 ocasiones expertos comprobaron que los iraníes cumplen con lo estipulado en un acuerdo sellado en 2015.
En cualquier caso, Israel si mintió a los expertos de la OIEA cuando en los años 60 del pasado siglo instaló en la central de Dimona una falsa sala de control y ocultó su objetivo real de hacerse con la bomba atómica, según el periodista Seymour Hersh en su libro The Samson Option (1991).
Desde que la consiguió, la política israelí ha sido clara: ni confirmar ni desmentir.
Source: Agencias