La grave sequía que sufre la Franja de Gaza como consecuencia del bloqueo y los ataques israelíes a la infraestructura hidráulica amenaza hoy la vida de más de dos millones de palestinos, advirtió una agencia de la ONU.
El Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestinos en Oriente Medio (UNRWA) denunció en Facebook el colapso de los sistemas de suministro del líquido debido a los bombardeos israelíes y la prohibición de importar combustible para su funcionamiento.
Gaza está al borde de una sequía provocada por el hombre, subrayó la institución.
Explicó que la capacidad para proporcionar agua en el enclave costero se redujo a la mitad debido a las continuas incursiones militares, las órdenes de desplazamiento forzado de la población y la prohibición a la entrada de combustible a Gaza durante más de 100 días.
La municipalidad de la ciudad de Gaza advirtió a principios de este mes sobre una severa crisis hídrica, la cual se agravará con la llegada del verano y las altas temperaturas.
La urbe está experimentando condiciones catastróficas debido a la destrucción de aproximadamente el 75 por ciento de sus pozos de agua desde octubre de 2023 y la falta de combustible necesario para operar los restantes, subrayó.
El municipio también acusó a Mekorot, la empresa responsable del manejo del líquido en “Israel”, de reducir los niveles de bombeo hacia la Franja.
En mayo, la Autoridad del Agua palestina alertó que un inminente desastre humanitario amenaza a la población de Gaza como resultado del colapso de los servicios de suministro del líquido y saneamiento por la agresión.
La institución denunció que la destrucción de la infraestructura, los cortes de electricidad y la falta de combustible y suministros esenciales, por el bloqueo israelí, provocaron una interrupción casi total de los servicios de agua.
Gaza se convirtió en una región que se muere de sed, destacó la institución, tras señalar que el 85 por ciento de las instalaciones de agua y saneamiento sufrieron graves daños.
La extracción del líquido cayó entre 70 y 80 por ciento, por tanto, el consumo per cápita disminuyó a solo tres-cinco litros por día, lo cual es mucho menos que el mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud en situaciones de emergencia, indicó.
El Relator Especial de la ONU sobre derechos humanos al agua potable y al saneamiento, Pedro Agudo, denunció en mayo que el 70 por ciento de la infraestructura hídrica del territorio fue destruida durante las operaciones militares israelíes.
Señaló que “Israel” destruyó sistemáticamente la infraestructura hídrica e impide el acceso a fuentes de agua limpia en Gaza, lo cual consideró una “bomba silenciosa pero mortal”.
Por su parte, la ONG Oxfam acusó a “Israel” de utilizar ese recurso como un arma de guerra en los territorios ocupados.
Source: Prensa Latina