La Revolución Islámica de Irán de 1979, liderada por el ayatolá Ruholá Jomeini, supuso un gran cambio en el mundo, donde hasta en ese momento los países estaban en general bajo el control de potencias hegemónicas e imperialistas. Un ejemplo de ello fue el propio Irán bajo el régimen de los Pahlavi, controlado política y económicamente por EEUU y el Reino Unido, que orquestaron un golpe de estado en 1953 con el fin de mantener su dominio sobre el petróleo y el gobierno iraní.
Tras la revolución, Irán rompió sus relaciones con dos regímenes basados en el apartheid y la represión brutal: el de la Sudáfrica racista y el israelí, considerándolos como entidades ilegítimas. El ejemplo de Irán inspiró asimismo a los movimientos de liberación de África, Asia y América Latina al poner de manifiesto que era posible que los estados independientes siguieran su propia vía sin seguir las directrices de Washington y otras capitales.
El Imam Jomeini puso de manifiesto que uno de los principios fundadores de su movimiento era el apoyo a la causa palestina y la liberación de Al-Quds de un régimen genocida que sobrevive gracias al apoyo de EEUU y otros países occidentales. El imam llamó a los pueblos musulmanes y el resto de pueblos del mundo a poner en práctica una resistencia contra las agresiones imperialistas contra los países respectivos.
La Revolución Islámica de 1979 inspiró a los pueblos de Oriente Medio a plantar cara a las agresiones e intentos hegemónicos de “Israel”, apoyados por EEUU, y supuso un primer golpe a los planes de normalización, que habían sido puestos en práctica ese mismo año con los Acuerdos de Camp David entre Egipto e “Israel”, bajo el patrocinio estadounidense. La intención de estos acuerdos no era crear una paz en la región sino la de apartar a Egipto del frente de resistencia conra “Israel”.
EEUU intentó derrocar a la nueva revolución y empujó al dictador iraquí de la época, Saddam Hussein, a lanzar una guerra agresiva contra Irán y llamó a sus aliados occidentales y árabes a apoyar y financiar la guerra. Al mismo tiempo, Washington continuó prestando su apoyo a las agresiones israelíes a sus vecinos y, en primer lugar al Líbano, que fue objeto de una agresión israelí que llegó hasta Beirut en 1982. Irán, por su parte, apoyó a la resistencia libanesa que fue capaz de organizarse y hacer frente con éxito por primera vez a los ocupantes israelíes en una campaña de resistencia. Esta resistencia fue inspirada ideológica y moralmente por el movimiento del Imam Jomeini y ha contado con el apoyo material del Irán revolucionario hasta hoy en día.
La posición firme del Imam Jomeini contra las potencias imperialistas suscitó la cólera de estas últimas y del sionismo internacional, pero fue bien recibida por los pueblos de todo el mundo que hallaron una fuente de inspiración para defender sus derechos y su independencia. Las aventuras militares israelíes contra el Líbano acabaron convirtiéndose en un fracaso que llevó a la retirada de 2000 y a la derrota en la Guerra de Julio de 2006. Al mismo tiempo, las invasiones militares estadounidenses fracasaron en Iraq y Afganistán. Irán ayudó también al gobierno y al pueblo de Siria a resistir la guerra terrorista lanzada en 2011 y acabar por derrotar a aquellos grupos considerados como unos agentes de EEUU y sus aliados.
Irán ha sido también un pionero en la resistencia frente a las guerra económicas, llevadas a cabo por medio de embargos y sanciones, hasta el punto que Rusia buscó inspirarse en Irán cuando fue objeto, a su vez, de las sanciones occidentales aprobadas en el contexto de la guerra de Ucrania. Los procesos de integración que han llevado a la creación de organizaciones internacionales como la Organización de Cooperación de Shanghai y el BRICS son también el fruto del anhelo de las naciones emergentes de romper su dependencia frente al sistema financiero impuesto por EEUU. Y otra de tales manifestaciones es el proceso de desdolarización y la construcción de un modelo financiero internacional independiente.
Este proceso se ha dado también en América Latina donde un creciente número de países han buscado luchar por la independencia del continente y fomentar la integración latinoamericana. El Irán revolucionario ha ayudado en este proceso por medio de la cooperación con las naciones latinoamericanas que han sido objeto de sanciones de Washington debido a la defensa de su independencia, como Venezuela, Cuba, Nicaragua o Bolivia.
Los ideales de la Revolución Islámica han llevado también a la creación del eje de la resistencia que ha extendido en los últimos años su poder e influencia en Oriente Medio hasta el punto de haber logrado una interacción que estos días podemos ver en beneficio de la Franja de Gaza, que sufre una agresión brutal israelí, y su pueblo.