Se espera que cientos de miles de personas salgan a las calles de Francia el martes contra la controvertida reforma de pensiones del presidente Emmanuel Macron que ha desatado el caos en el país.
Apodado el “día de acción” por los sindicatos franceses, la protesta del martes es la décima movilización de este tipo desde que comenzaron las protestas a mediados de enero contra la ley, que incluye elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años.
Las protestas en todo el país del jueves fueron testigos de violentos enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad, ya que estas últimas utilizaron la fuerza indiscriminada, incluidos botes de gas lacrimógeno, para reprimir a los manifestantes que pedían la destitución de Macron.
El ministro del Interior francés, Gerald Darmanin, dijo que 13.000 miembros del personal de seguridad se desplegarían en diferentes ciudades el martes para las protestas.
Según Darmanin, un total de 457 personas fueron arrestadas durante las protestas del jueves cuando la policía francesa lanzó gases lacrimógenos y atacó a los manifestantes enojados con el uso de los poderes ejecutivos constitucionales por parte de Macron para impulsar la ley, que ha provocado llamamientos a la destitución de este gobierno.
Según el sindicato CGT, casi 3,5 millones de personas tomaron las calles el jueves durante una huelga general a nivel nacional y la ira pública no da señales de disminuir.
Como se informó en los medios locales, se escuchó a manifestantes enojados gritar “Fuera Macron” mientras marchaban en París y se reunían en la Plaza de la Bastilla, el sitio donde comenzó la Revolución Francesa.
El lunes, un grupo de 30 abogados escribieron una carta abierta expresando su “gran preocupación” por lo que llamaron detenciones arbitrarias de cientos de personas, acusando a la policía de utilizar el sistema judicial y las detenciones como táctica para frustrar las protestas.
Se espera que la nueva ola de huelgas impacte en muchos sectores, como el transporte, la energía y la refinación de petróleo, y se sumen maestros, trabajadores de gas y electricidad y maquinistas de todo el país.
Los recolectores de basura han continuado su huelga desde el domingo, y se acumularon más de 8.000 toneladas de basura en la capital, París. Los trabajadores de una planta de incineración en las afueras de la ciudad también han dejado de trabajar desde el lunes.
Los sindicatos han culpado al gobierno de la “situación explosiva” del país y han pedido a los trabajadores que sigan protestando contra el dictado de reforma de las pensiones de Macron.
Macron ha dicho que la legislación, que su gobierno impulsó en el Parlamento francés sin votación la semana pasada, entraría en vigor a finales de año a pesar de la escalada de tensiones y los llamamientos para su destitución.
La primera ministra Elisabeth Borne ha programado conversaciones con sindicatos, partidos políticos, autoridades locales y miembros del parlamento en un intento por estabilizar la situación, pero los manifestantes no están de humor para retirarse o rendirse.
Laurent Berger, líder del sindicato moderado CFDT, anunció que aceptaría negociar solo si la reforma se “deja de lado” primero.
La indignación popular por la imposición del proyecto de ley por parte de Macron sin una votación parlamentaria se ha convertido en la mayor crisis interna del segundo mandato de Macron.
Source: Press TV (traducido por el sitio de Al Manar en español)