Ciertamente, la visita del ministro de Relaciones Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos, Abdulá bin Zayed, a Damasco es un hecho importante, dado el paso de una década desde el boicot de las monarquías del Golfo Pérsico a Siria, la participación de algunos de estos países en la financiación y apoyo a grupos armados en Siria para derrocar el gobierno y sus maniobras para sacar a Siria de la Liga de los Estados Árabes.
Es cierto, según las declaraciones oficiales sirias y emiratíes, que la relación entre los dos países no se ha roto y que han seguido existiendo canales de comunicación a pesar de la posición oficial emiratí declarada de pedir al presidente Assad que renunciara y dejara el poder durante lo que se conoció como la “Conferencia de Amigos de Siria” en los primeros años de la guerra.
El actual ministro de Exteriores sirio, Faisal Al Miqdad, cuando asistió, en su calidad de viceministro de Relaciones Exteriores, a la celebración del Día Nacional de los EAU, que se celebró en Damasco el año pasado por primera vez desde el estallido de la guerra, dijo: “Los EAU no fueron partícipes en la guerra contra Siria”, y enfatizó que las relaciones no se rompieron y las dos partes continuaron comunicándose. Añadió que los Emiratos Árabes Unidos han ayudado a Damasco a través de canales silenciosos en muchos temas durante este período de la guerra.
Lo que se ha informado hasta este momento sobre la visita que Abdulá bin Zayed realizó a Damasco indica la coordinación de las dos partes para una posible visita de Assad a Abu Dhabi, y los informes afirman que Bin Zayed extendió una invitación oficial a Assad para reunirse con el príncipe heredero Mohammed bin Zayed de los Emiratos Árabes Unidos en Abu Dhabi. Las conversaciones también abordaron el tema del regreso de Siria a la Liga Árabe.
De acuerdo a lo tratado, Siria asistirá a la próxima cumbre árabe en Argelia en marzo por primera vez desde 2011. Según varias fuentes, el movimiento de apertura de Egipto hacia Damasco ha madurado, y se está preparando una comunicación telefónica anunciada entre los presidentes Assad y Sisi, que marcará el aumento del nivel de representación diplomática entre Damasco y El Cairo y la reanudación de las actividades del Alto Comité Conjunto Egipcio-Sirio después de una pausa de diez años. Las relaciones Damasco-Ammán no experimentan todavía un desarrollo tan pronunciado. Jordania todavía está haciendo esfuerzos para conectar a Siria con su entorno árabe y restablecer las relaciones a nivel económico y diplomático.
Existe una contradicción entre las políticas de los dos países, los Emiratos y Siria, hacia “Israel”, ya que los Emiratos buscaron ir más allá de la normalización en la relación con Tel Aviv, y mantienen algo así como una alianza y una amistad, lo que contradice la política siria que considera a “Israel” un enemigo que ocupa territorios árabes y el Golán sirio. Abu Dhabi está tratando de neutralizar esta diferencia presentando sus relaciones con Tel Aviv como una decisión interna a cambio de no interferirse en la sólida alianza estratégica entre Siria e Irán.
Pero sin duda, esta relación íntima emiratí con “Israel” será un obstáculo para Siria en el futuro en su empeño por movilizar una posición árabe oficial en las instituciones internacionales para exigir sus derechos y los derechos de los palestinos con el fin de poner fin a la ocupación israelí de territorios árabes. Sin embargo, pensando en los beneficios para la economía siria y la reconstrucción de lo destruido por la guerra, y de acuerdo con esta prioridad, Damasco ha decidido acoger positivamente y abrirse a toda iniciativa árabe, venga de donde venga, y no rechazar ninguna invitación a comunicarse.
La visita tiene también unas lecciones para el Lïbano, en medio de una agresión diplomática saudí contra ese país y en especial contra Hezbolá, al que Riad acusa por la crisis. Bin Zayed entró en la residencia del más fuerte aliado árabe de Hezbolá, el presidente Bashar al Assad, lo que ha causado confusión en las filas de las fuerzas anti-sirias y anti-Hezbolá en el Líbano. No cabe duda que el fortalecimiento de la posición de Siria en el mundo árabe beneficiará también a Hezbolá y debilitará a sus adversarios.
Source: Kamal Khalaf – Rai al Youm