El Ministerio de Defensa saudí anunció recientemente que había ordenado la ejecución de tres oficiales militares por alta traición. Una declaración del ministerio indica que tres soldados llamados Muhammad bin Ahmad bin Yahya Akam, Shaher bin Issa bin Qassem Haqwi y Hammud bin Ibrahim bin Ali Hazemi habían cometido el delito de alta traición. La investigación reveló que habían colaborado con el enemigo contra los intereses militares de Arabia Saudí.
Posteriormente, el Partido Umma saudí dijo en un comunicado que su ejecución en el frente de Yizan era parte de la política de intimidación del régimen para frustrar las deserciones que se han vuelto frecuentes en el ejército desde que se recortaron los beneficios sociales de los soldados. De hecho, la situación de las fuerzas saudíes involucradas en Yemen es preocupante. Sus salarios son bajos e incluso se ven con frecuencia impagados. El miedo a la pena de muerte los mantiene en el campo de batalla. Numerosos oficiales del ejército han sido también depurados por corrupción financiera.
En marzo de 2020, 298 altos funcionarios militares saudíes fueron arrestados por cargos de este tipo, incluyendo corrupción y lavado de dinero. Entre los arrestados están 29 funcionarios del Ministerio del Interior saudí en la provincia de Al Sharqiya, incluyendo tres coroneles, un mayor general y un general de brigada.
En septiembre de 2020, el rey saudí Salman bin Abdulaziz emitió un decreto destituyendo a Fahd bin Turki, comandante en jefe de las fuerzas de la coalición saudí en Yemen, por corrupción. Mientras tanto, su hijo fue expulsado de la provincia yemení de Al Yauf por la misma razón. Las peticiones fueron emitidas directamente por MBS.
Para los expertos, las acciones del régimen saudí contra los oficiales militares se pueden examinar en dos niveles: primero, el ejército, el gobierno y la familia real son objeto de una purga llamada “anticorrupción” instigada por MBS desde 2017. Las detenciones, ordenadas por la comisión anticorrupción, serían una forma de sofocar la oposición interna ante cualquier traspaso formal de poder por parte de su padre, el rey Salman.
En segundo lugar, Arabia Saudí está estancada en Yemen. Durante los últimos siete años, elementos del ejército no han podido funcionar satisfactoriamente. A pesar del enorme gasto realizado por Riad, no se ha logrado el resultado esperado. La destitución de algunos oficiales militares, incluido Fahd bin Turki, tampoco tuvo un efecto en la guerra contra Ansarulá.
Con sus derrotas consecutivas, los soldados saudíes ya no tienen la cabeza para luchar, especialmente porque sus salarios se han reducido o no se les paga a tiempo. Como resultado, los analistas creen que las duras penas (detención y ejecución) son una advertencia para evitar deserciones.
En este sentido, Abdul Wahed al Harbi, uno de los oficiales derrocados, dijo en una entrevista con Al Akhbar que la moral del ejército ha sido muy baja desde el cuarto mes de la ofensiva contra Yemen. En cuanto a los enfrentamientos internos, dijo que “la desobediencia a las órdenes dentro del ejército ha aumentado y numerosos soldados (al menos 62) han desaparecido en la región fronteriza sur de Arabia Saudí”.
Otros comportamientos dan testimonio de la angustia dentro de los militares. Según los informes de los comandos, algunos soldados prendieron fuego a sus vehículos militares o puestos para evitar ser blanco de la parte yemení.
En resumen, a través de la destitución de altos funcionarios militares, MBS de alguna manera busca responsabilizarlos por el fracaso de la guerra de Yemen. Y dado que los altos funcionarios saudíes a menudo son expulsados con el pretexto de una lucha contra la corrupción, Ben Salman también podrá aprovechar la oportunidad para confiar los puestos vacantes a sus familiares y elementos fieles a su persona.
Source: Press TV