El Ejército libanés comenzó el miércoles a abrir caminos un día después de que Saad Hariri anunciara la renuncia de su gobierno luego de casi dos semanas de protestas que comenzaron pacíficamente pero terminaron en grupos de bandidos bloqueando caminos e impidiendo a los ciudadanos llevar una vida normal.
El corresponsal de Al Manar dijo que las tropas del Ejército libanés abrieron el área de Jal El Dib, al norte de Beirut, así como el Puente del Anillo, Khalde y Naameh, al sur de Beirut.
Nuestro corresponsal también informó que el Ejército libanés se está preparando para despejar las rutas bloqueadas en la ciudad sureña de Sidón, la carretera internacional de Zahle, el este del Líbano, y las ciudades del norte.
Anteriormente, el Mando del Ejército emitió una declaración instando a los manifestantes a abrir las carreteras bloqueadas.
“El Mando del Ejército solicita a todos los manifestantes que inicien la apertura de todas las rutas cerradas para restaurar la vida a la normalidad”, dijo en el comunicado, que hizo hincapié en el derecho de los manifestantes a expresar su opinión y manifestarse, pero solo en las vías públicas.
El Mando del Ejército dijo que la recomendación se produce trece días después del inicio de las protestas, el empeoramiento de los enfrentamientos entre los ciudadanos como resultado del corte de carreteras vitales en varias áreas del Líbano y después de los recientes acontecimientos políticos.
Hariri ofreció su renuncia el martes después de doce días de protestas que se extendieron por todo el país. Los manifestantes salieron a las calles el 17 de octubre en protesta contra la imposición de nuevos impuestos, condiciones difíciles de subsistencia y corrupción.
Sin embargo, las manifestaciones, que tenían demandas como la mejora del nivel de vida al principio, resultaron sospechosas luego, ya que los manifestantes en varios lugares corearon consignas contra la resistencia y llamaron a desarmar a Hezbolá.
Al comienzo de las protestas, el secretario general de Hezbolá expresó su solidaridad con las manifestaciones, que enfatizaban la necesidad de hacer reformas en el país. Sin embargo, Su Eminencia advirtió a los manifestantes contra el secuestro de sus legítimas demandas por varias partes de dentro y fuera del Líbano.
Una semana después (el viernes 25 de octubre), Sayyed Nasralá pidió a los partidarios de la resistencia que abandonaran las calles, citando información de que las manifestaciones populares estaban siendo explotadas por partes locales y extranjeros sospechosas en un intento por atacar a la resistencia.
Además, las protestas acabaron por perjudicar a los ciudadanos cuando docenas de bandidos que pertenecen a partidos políticos contrarios a la resistencia comenzaron a cortar rutas vitales y obstaculizaron todos los aspectos de la vida normal en el país.
Los ciudadanos expresaron su molestia en los medios, con miles de personas atrapadas en las carreteras durante horas, esperando para pasar. Los informes dicen que los bandidos que estaban bloqueando las carreteras en Jalde y Naameh estaban pidiendo dinero a las personas para dejarles pasar e ir a sus destinos.
Source: Sitio de Al Manar en Inglés