La ONU apoya en la práctica la campaña de desinformación de los medios de prensa occidentales que presenta a los llamados Cascos Blancos como “humanistas verdaderos y valientes”, declaró la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova.
“Esencialmente, los representantes de la ONU apoyan la campaña de desinformación de los medios de prensa occidentales y círculos oficiales que muestran a los activistas de Cascos Blancos como humanistas verdaderos y valientes”, señaló.
Zajárova constató la presencia de “informaciones aparecidas en medios de prensa sobre la participación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en la evacuación de un gran grupo de activistas de los llamados Cascos Blancos, que se hacen pasar por una organización humanitaria cuando en verdad eran una herramienta de la guerra híbrida informativo-propagandística desarrollada por una serie de países en Siria”.
La representante de la Cancillería rusa señaló que la propia oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados lo confirmó en su sitio web.
La portavoz se preguntó por qué evacuan ahora a los Cascos Blancos de Siria, cuando la presencia de estos debería ser necesaria.
“Pues porque solo existía el compromiso de generar por una suma colosal de dinero noticias falsas del supuesto dossier químico, presentar y promover en internet toda esta campaña propagandística de desinformación sobre el supuesto uso de armas químicas por parte del Gobierno contra su propia población”, subrayó.
La ONG Cascos Blancos, que recibió un amplio apoyo en Occidente, declara que su objetivo era el rescate de los civiles en las zonas de conflictos armados.
Sin embargo, el Ministerio de Exteriores ruso calificó la labor de los Cascos Blancos como un elemento de la guerra informativa dirigida contra las autoridades de Siria.
A su vez, el Ministerio de Defensa ruso denunció la implicación de los Cascos Blancos en la escenificación de los supuestos ataques químicos en las localidades sirias de Jan Sheijun en 2017 y en Duma en 2018.
Source: Sputnik